Amanda Miguel y Diego Verdaguer

Entrega total en el Palacio de los Deportes

Amanda y Diego siguen siendo la pareja que todos quieren ver. No faltaron los besos a pedido del público.

Fue pequeño y no por la falta de talento o porque el espectáculo no diera la talla, sino porque la asistencia de público no fue la esperada. Amanda Miguel y Diego Verdaguer demostraron cómo se canta ¡que bárbaros! Los años podrán haber pasado pero sus voces se conservan intactas.

El Palacio de los Deportes no se llenó a su totalidad pero los que asistieron hicieron un inmenso coro que cantó, desde el principio hasta el final, los éxitos que por más de 30 años estos músicos han interpretado.

El encargado de abrir el espectáculo de los románticos fue Duvalier Quirós, quien se echó al bolsillo a los asistentes con varios popurrís de temas populares y otros nacionales muy aplaudidos. Quirós señaló lo importante que es para él estar abriendo un concierto internacional donde muy pocas veces el talento tico dice presente.

A las nueve de la noche y mientras los músicos en medio de las sombras se acomodaban, las expectativas crecían; de pronto los acordes de una canción llenaron el escenario y Diego Verdaguer apareció donde segundos después sería su esposa Amanda, los dos juntos iniciaron un recorrido por sus canciones más conocidas.

Ella

“Te amamos”, “Amanda diva”, “¡Qué bárbara!”, fueron algunas de las frases que se escapaban de las gargantas emocionadas de los que no olvidan a la cantante de la frondosa cabellera crespa. Igual, imparable, una de las mejores voces de la canción latina, rugió como una leona y el público estaba extasiado.

“Dudas”, “Así no te amará jamás”, “Mi buen corazón”, “El gato y yo”, “Hagamos un trato” y “Él me mintió” fueron las letras que los fans agradecieron. Tanto Amanda como Diego utilizaron dos pantallas donde se podía ver parte de su carrera, intercalada con imágenes de su vida en familia.

“Gracias Costa Rica, que bueno que estén aquí, son un público maravilloso y culto”, fueron algunas de las palabras que intercambió con la audiencia.

Él

“La Ladrona” devolvió a cientos varias décadas atrás, con la energía que lo caracteriza Diego se reencontró con los costarricenses y los puso a bailar.

“Me encanta estar aquí”, decía.

“Nena”, “Simplemente amor” (a dúo con Amanda), “Usted qué haría”, y la eterna “Volveré” hicieron que a muchos se les pusiera la piel de gallina.

Simpático, conquistador, bailarín y con una voz envidiable, el cantante supo cómo aprovechar a un público fiel y los puso a corear sus canciones. Muchas señoras presentes piropeaban su bigote y los movimientos de cadera que siempre lo han acompañado.

Nadie se quería mover de su asiento, con ellos la fiesta continuaba, jóvenes, mayores, todos recordaron y vivieron, como fue la promesa de los cantantes al arribar a suelo nacional “El concierto romántico del año”.

Diego en sus intervenciones aprovechó para hacerle promoción a su hija Ana Victoria, quien sigue los pasos de sus progenitores y ya sacó un disco.

El final del concierto fue con “Volveré” mientras los cantantes y sus músicos hacían subir al escenario varias banderas del país.