Documentos policiales confirmaron hoy a la prensa que Michael Jackson falleció debido a una dosis letal del potente anestésico propofol mezclada con otros medicamentos, informó el diario Los Angeles Times.
El análisis forense realizado por las autoridades angelinas dió como resultado niveles excesivos de propofol en la sangre del cantante.
Según el informe policial, el cardiólogo de Jackson admitió en el interrogatorio que su paciente estaba llevando un tratamiento de insomnio durante las seis semanas anteriores a su muerte, empleando diferentes medicamentos.
Murray empezó inyectando al artista 50 miligramos de Propofol, sin embargo disminuyó progresivamente la dosis por temor a que Michael pudiera estar creando una adicción a ese fármaco. Luego combinó su efecto con el de los sedantes lorazepam y midazolam. Este afirmó que dos días antes del fallecimiento del artista retiró el Propofol de la mezcla.
El día de la muerte de Jackson, el médico declaró que a la 01.30 de la madrugada, hora local, le suministró valium para ayudarle a dormir. "El rey del pop" permanecía desvelado por lo que a las 03.00 de la madrugada optó por sumistrarle midazolam, a lo que siguieron sin ningún efecto otras sustancias no especificadas, finalizando a las 10.30 de la mañana con una inyección de 25 miligramos de propofol. Todo ello bajo reiterados pedidos del artista, aseguró el doctor.
Michael se quedó dormido y Murray se retiró de la habitación. Al volver, Jackson no respiraba por lo que el médico le realizó la reanimación cardiopulmonar hasta que llegaron los servicios de emergencia que trasladaron al cantante al hospital de la Universidad de Califormia en los Ángeles (UCLA), donde se le dió por muerto a las 14.00 horas aproximadamente.
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